28-12-2012

CREEPYPASTAS


“AHORA VOY POR TI” (CREEPY PASTA)
 
Acostumbramos a ocupar internet muy a menudo, a estas alturas, la red tiene un papel muy importante en nuestras vidas y en la manera en cómo nos relacionamos con los demás. Algo usual es, matar un rato los minutos, saciar nuestra curiosidad revisando los perfiles y cuentas de otras personas, en las redes sociales, también es recurrente que dentro de estas, agreguemos como contactos a personas que ni siquiera conocemos; solo por tener algunos amigos extra, o por tendencia; y en realidad porque no aceptarla, si después de todo alguien se tomó la molestia de enviártela. No creen.
Era una noche fría, calma, no se oía un solo vehículo en las calles, ni en ningún lado, estaba solo en casa. Me encontraba sumergido en la pantalla, como es costumbre de muchos, y mía también. Allí estaba, después de horas y horas de videojuegos ya sentía esa sensación de insomnio y somnolencia, propios del abuso del tiempo frente a la computadora.
Me encontraba revisando mis estados, viendo lo que hacían a esa hora mis amigos. Un video compartido por la chica que me gustaba, un estado puesto por el amigo poeta y filósofo, de esos que todos tienen;  era como mi bajativo, mi postre antes de dormirme. Cuando de improviso, apareció ante mis ojos una notificación, una solicitud de amistad, anunciada por esa señal tan llamativa que nos avisa la llegada de un acontecimiento virtual relevante. La acepté de inmediato, y porque no hacerlo, además hace mucho que no recibía una, es quizás debido a esto que mi curiosidad pudo más y al aceptarla me fui a revisar el perfil de la tan nombrada persona.
No tenía foto de perfil, no tenía fotos de nada, no tenía publicaciones, ni siquiera tenía más amigos, de hecho, parecía ser que yo era su primer amigo, no tenía a nadie más entre sus contactos, tampoco tenía informaciones de ningún tipo, todo esto me llevo a pensar, ha debe ser nuevo aquí.  Ahí estaba yo, husmeando cada centímetro, sorprendido de que no ver nada, de que esa persona prácticamente no tuviera identidad alguna, dentro de la red.
No habían pasado más de cinco minutos cuando, cuando de improviso, y con gran sorpresa, se conectó y me habló al instante. Viendo yo, sorprendido la ventanita de conversación activada, me dispuse a abrirla y leer que era lo que había escrito en ella, decía:
"ayúdame, ayúdame, estoy"... y no decía más, le respondí preguntando: ¿Qué sucede?, ¿Quién eres?, ¿De dónde es que me conoces? Ayúdame por favor, estoy asustado, llama a la policía por favor, fue lo que contestó. Luego pensé y este tipo, ¿Me está tomando el pelo?, ¿Qué dices, porque dices eso?, ¿Qué pasa?, le pregunté nuevamente, casi como si quisiera seguirle el  juego.
Luego decía por partes y muy mal redactado, lo que me indicaba que parecía ser un niño, un niño pequeño. Hace un rato, sentí unos ruidos extraños en mi casa, eran como  pasos muy fuertes, era  como si arrastraran cadenas o algo parecido, primero en el techo, oí los ruidos, luego dentro, en la cocina, retumbaba ferozmente, sonidos ajenos nunca antes escuche algo parecido. No eran ruidos normales, no eran gatos, no eran personas, ni nada que conociera. Aunque tenía miedo mi curiosidad pudo más, bajé por la escalera y fui a asomarme, en ese momento vi como una sombra multiforme, de rasgos toscos y asquerosos, se paseaba, casi arrastrándose. Un espectro muy consistente al parecer, esa cosa tiene volumen, es real, es de carne y hueso, está allí, se me aceleró demasiado el corazón, y me vine corriendo a mi habitación, espero que esa cosa no me haya sentido. Creo que hay algo extraño en casa. Por favor llama a la policía.
Y luego, cuando yo aún leía esto agregó;  Rápido, rápido por favor, apresúrate, siento que esa cosa viene subiendo las escaleras, rápido ayúdame por favor.
Al leer esto, me sorprendí  y enojé un poco.  Le dije, que no entendía como tenía tiempo para hacer estupideces como esa. Llama a la policía tú, o mejor a tu madre para que te de una paliza. Por inmaduro.  No, por favor créeme, el celular está en el otro cuarto, no me atrevo a salir del mío, y quiero que mi hermana este bien. No le respondí esta vez. Pero de nuevo habló;  Los ruidos, se oyeron intensos, escuche unos pequeños y apagados quejidos, luego el piso retumbó, por favor llama a la policía ahora, por favor, mi celular está en el cuarto de mi hermana, eres la única persona a la que puedo recurrir, por favor llama a la policía.
Que está pasando aquí, pensé, y dentro de mi somnolencia quizás, le respondí,  ¿Quién te crees que eres idiota?,  ¿Cómo se te ocurre venir y salir con estupideces como esa?, ¿para eso te creas cuentas, para molestar a la gente? Con la letra casi inentendible me respondía, No por favor, créeme, por favor, llama a la policía, llama a mis padres, por favor, estoy asustado, vivo solo con mi hermana grande, por favor, no tengo a nadie más a quien pedirle ayuda por favor llama a la policía, llama a un hospital, quiero saber cómo está mi hermana, por favor, ayúdame, tengo miedo, por favor. Parecía muy angustiado el chico.
Esto está raro pensé, corrían las ideas en mi mente, pero en fin, decidí creerle. Luego le dije: Huye del cuarto, ve y escóndete. No, tengo miedo, estoy aterrorizado, los ruidos no cesan, esa cosa se pasea por la casa arrastrándose, crujen las tablas, se abren las puertas, no me atrevo a salir, que pasará con mi hermana. ¡Está bien!, de acuerdo, ¿Dime de dónde eres?, le avisaré a la policía, tranquilo.
No obtuve respuesta alguna del chico, esto confirmaba mi hipótesis de que se trataba de una broma. Pasaban los minutos y el chico no respondía, de pronto y como había sido la tónica desde hace un rato, contestó nuevamente a mis emplazamientos. ¿Hola como estas?  Dijo. ¿Qué?, que te pasa idiota a quien crees que le tomas el pelo le dije enfurecido. ¿No crees que es muy tarde para estar conectado? me dijo. Pero que mierda niño, con que me sales ahora, pensé. ¿Qué acaso era una broma de mal gusto?, ¡no puedes andar  molestando así a la gente! le dije.
Era bastante tarde ya, y después de tantos minutos de una noche atípica como esta, ya estaba muy cansado y bastante disgustado. ¿No crees que es muy tarde para estar conectado? Vivió a decirme, esta vez llamándome por mi nombre a través del chat. ¿Por qué juegas así conmigo, te parece gracioso? Le respondí. ¡No es ningún juego!,  decía su párrafo. ¿Qué?, le escribí, y no terminaba de redactar mis nuevas palabras cuando interrumpió.
Debes tener cuidado, debes ser más precavido la próxima vez, y poner más atención a lo que haces. Me quedé pasmado, por el tan drástico cambio. Luego agregó, quizás adivinando mi desconcierto; ¡Eres un peligro, eres mi piedrita en el zapato!, todo ha estado bien hasta ahora, hasta este momento, pero no fue cumpa mía en verdad. Y me siento bastante agradado de haber podido decirte esto a través del chat, ya que en persona no podría hacerlo. Hace mucho tiempo que no pronuncio palabra alguna, porque mis palabras están selladas dentro de mis labios.
Eso fue lo último que dijo. Ultimo, bueno no sé, ya que me enojé, y apagué el computador, claro sin antes decirle, que se pudriera y que ojalá sus padres lo castigaran, por haber sido tan infantil.
A la mañana siguiente al despertar, por el ruido que mi madre hacía preparando el desayuno, me levante y me senté a la mesa. Viendo la televisión matutina presentan el noticiario, " Mujer y su presunto hermano, asesinados". "El  crimen fue perpetrado en la madrugada, los cuartos están derruidos y las paredes parecen rasgadas por uñas, el supuesto asesino no dejó rastros, los oficiales forenses piden que acudan familiares al reconocimiento de los cuerpos  que no han podido identificarse. Lo más curioso es que la policía esta desconcertada, ya que la escena del crimen no revela rastro de participación humana alguna, no hay huellas, no hay rastros, además hay varias cosas que no calzan.
En ese momento mi espalda colapsó y un escalofrío me recorrió el cuerpo, mi corazón se aceleró y el pan que me prestaba a comer se calló de mis manos empedradas, y mis dedos metálicos. Entré en pánico. Luego dentro del típico sensacionalismo televisivo, revelaron un inquietante dato más. El computador del chico estaba encendido, y tenía una conversación con alguien cuando ocurrió todo. No se reveló el nombre del receptor, La policía seguirá investigando el  hecho.
Abrumado corrí hacia mi cuarto y me encerré allí. Minutos después más tranquilo, me dispuse a encender mi computadora, para así olvidar lo que había sucedido. Debió haber sido un sueño pensaba.  Inicie sesión para disipar dudas,  abrí mi perfil y lo primero que vi, y casi crispado mi cuerpo, "un mensaje pendiente",  de la presunta conversación anoche, esto reformateo mis ideas poniéndome en mi lugar, acaso todo había sido real, acaso yo era el de la conversación.
Con la respiración a mil por hora, casi desfallezco al leer lo que decía el mensaje, "ahora voy por ti", se leía.
 
 

"ARACNOFOBIA" (CREEPY PASTA)
 
Se suele decir mucho que la realidad supera a la ficción, y lo inquietante de la siguiente historia es que es algo que nos podría pasar a todos, algo que no se reserva a los libros de fantasía, algo que traspasa y toca muy de cerca los márgenes de nuestra realidad.
Fernanda era una chica normal, no tenía vicios, no trataba a su cuerpo de ninguna mala manera, nada había que le diera un hallazgo, una respuesta a los síntomas extraños de los que estaba padeciendo hace ya algunas semanas.
Ella tenía una vida tranquila, se levantaba por las mañanas, igual que todos los adolescentes, comía su desayuno, para luego pasar el resto del día en la escuela. Ocasionalmente se paseaba con sus amigas por la playa, después de clases, entre otras actividades de fin de semana, su vida era la de una chica estándar; tuvo una buena crianza, unos padres cariñosos, nada parecía ser factor de algún tipo de trastorno. Un día, sus padres como regalo, decidieron remodelarle todo el cuarto, desde la cama hasta el velador, todo nuevo. Ella estaba contentísima, esto traía nuevos aires para ella; pero es aquí donde se comienza a escribir una de las experiencias más desesperantes que pueda vivir una persona. Ese mismo día, a eso de la media noche, ella se despierta, sentía en su cuerpo algo que la perturbaba enormemente, sentía un cosquilleo incesante en toda su cabeza, era como una especie de migraña, pero dolor de cabeza no era, era una comezón, lo sentía dentro del cráneo, le pareció rarísimo, ella nunca había sido muy propensa a enfermarse.
Los primeros días no le preocupó más de lo normal, era un simple malestar, además ocurría solo en las noches, quizás paso por algún periodo de stress,  se decía ella.  Se tomaba una par de aspirinas, y la sensación cesaba, pero ya en los días posteriores, no le resulto esta jugada, tomaba una pastilla, con la esperanza de paliar la dolencia, pero ya no le hacía ningún efecto, y era tan molesta la sensación que ya no podía volver a dormirse. Quizás una simple molestia como esa no era la gran cosa, a comparación con una migraña, o una meningitis, ya que no le causaba dolor, pero créanme que a cualquiera, ya pasados tantos días, le comenzaría a torturar, sentir esa sensación de tener algo dentro de la cabeza; y eso era lo que era para Fernanda, una tortura; sentir como si algo pugnara por salir, y que en cualquier momento le fuera a romper el cráneo. Y no era algo casual, porque comenzó a ser un drama de todas las noches.
Como buena chica inteligente, pero también ingenua decidió tratar de resolver el problema por si sola, no les comento nada a sus padres tampoco le conto a sus amigas por miedo a que la trataran de loca, tampoco quería terminar en un manicomio, pensaba ella. Comenzó a investigar sobre enfermedades físicas y psicológicas, buscando en internet ya un tanto desesperada, decidió hacer caso a un consejo medio en broma que le dieron en un foro, pero que ella le dio mucho valor; pensó que la marihuana podría ser una alternativa, con la excusa de calmar dolencias, de relajar, y ya que esta tenía un efecto directo en el cerebro, a ella le pareció razonable. Así fue que en la noche se fumó un cigarrillo con esta sustancia, era la primera vez que consumía algún tipo de droga. A los pocos minutos comenzó a sentir los efectos del alucinógeno, y así se quedó dormida plácidamente y con una sonrisa en la cara, pero cuando llego la media noche, se despertó y lanzo un llanto, lloró como no lo había hecho nunca, se asustó mucho, porque aun así, después de todo lo que hizo, la cabeza le picaba, le molestaba increíblemente a estas alturas. Se rascaba en la mollera, con una rabia frustrada, luego en la frente, sobre los oídos, era como si fuera un escalofrío, pero desesperante, se rascaba la cabeza con violencia tratando de parar la comezón, le dolía, desataba su frustración rascándose,  aun así no paraba, de la parte frontal el cosquilleo se iba a la zona del cerebelo, era una ironía biológica. Creo yo que no existen palabras adecuadas para describir la desesperación que se siente al no poder hacer nada ante un problema, que supera los parámetros de lo físico, que involucra nuestra propia salud mental, y nuestro en entendimiento de la realidad. Porque esto era por lo que pasaba Fernanda, ella creía, después de tanto, que podían ser alucinaciones; el problema ya estaba jugando con su integridad psíquica. Así se pasaba las noches, tirándose el pelo, vencida, postrada sobre su cama, marchita. Ni siquiera sabía en que momento cesaba el síntoma, ya que despertaba en la mañana, y ya se sentía bien, el drama psicológico que estaba viviendo era devastador.
Fernanda era una chica normal, esto lo repito, no se lograba explicar porque le pasaban estas cosas a ella, lo más grave era que su integridad emocional comenzaba a verse afectada, y ciertas ideas rodeaban en su cabeza.
Una noche, su madre la escucho llorar, y fue a verla, la encontró como una loca, arrinconada en su pieza, con el pelo tomado con los puños, totalmente derrotada en una esquina.
La madre, la abrazo y la consoló, la chica aun así no dijo nada, porque justo en ese momento tomó una determinación, a su madre le dijo que era un problema sentimental.
En los días posteriores la chica se dedicó a la retrospección y al análisis estaba segura de que su salud mental era la misma que tuvo desde el nacimiento, y que el problema era netamente biológico. Mejoró sus hábitos alimenticios, cambio sus actividades diarias, movió de lugar y reacomodó toda su habitación. Todo esto durante un periodo de insomnio, ya casi no dormía. Estuvo mucho tiempo así descartando posibilidades.
Después de pasados varios días, y dentro de su absoluta subjetividad, llego conclusión de que, algo externo a ella le estaba causando la enfermedad, de que algo o alguien quería causarle sufrimiento, aunque no sabía bien que, no era muy lógico, pero se aferró a esto. Se le ocurrió, tomar un espejo, uno que estaba en el baño, y lo clavo en el techo, justo arriba de su cama, con la idea de tener una vista total de sí. Mientras lo miraba centenares de ideas le merodeaban la mente. Eran eso de las seis de la mañana, recién comenzaban en el este a salir los primeros rayos del sol. En esto se despertó a raíz de una comezón que esta vez la sentía en su oído. Mirándose al espejo que había colocado sobre si, es testigo de lo más horripilante que pudo presenciar en ese momento, quedó paralizada, era la explicación menos pensada, nadie en su sano juicio pensaría nunca que tal horror existiera, la realidad superaba a la fantasía por muchísimo, la crudeza de la verdad le dio el espanto de su vida.
Lo que observó fue que, mirando con espanto al espejo del techo, vio como de su oído izquierdo se asomaba una araña, del tamaño de una mano, salió y camino por la almohada hasta  un pequeño agujero que esta tenía y allí se metió.
La chica nunca hubiera imaginado que tales cosas pasaban.
Supongo que para todos es muy difícil creer que estas situaciones puedan ser ciertas, sin embargo no escapa a las posibilidades que el mundo nos entrega, esto es lo más escalofriante.
Esta araña salía cada noche de su escondite y se metía en la cabeza de Fernanda, quien sabe cómo, quien sabe porque, pero eran las actividades de esta criatura, dentro de lo que para ella era un hábitat más, las que ocasionaban las molestias de la chica,  no eran alucinaciones, no era un problema biológico, simplemente un axioma más de la realidad que cada día conocemos.


 

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